El viernes acabé con las casi 2400 páginas que suman los tres volúmenes Los hombres que no amaban a las mujeres, La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina y La reina en el palacio de las corrientes de aire, del sueco Stieg Larsson (1954-2004).
Millenium no era una trilogía, sino una serie de siete o diez volúmenes (según las fuentes), pero la prematura muerte de Larsson dejó la cuarta novela apenas esbozada (según su compañera durante 32 años, la arquitecta Eva Gabrielsson) y ni noticias de las otras; en cualquier caso, los tres primeros volúmenes son en sí mismos una unidad cerrada, en la que el lector no aprecia flecos ni grietas que requiriesen respuesta en volúmenes posteriores.
Millenium sigue la senda desbrozada ya por los legendarios inspectores Martin Beck, de Maj Sjöwall y Per Wahlöö,
y Wallander, de Henning Mankell. Como en Déjame entrar, la crítica a una sociedad del bienestar en declive se hace desde un género supuestamente menor, en este caso la novela negra. Millenium despliega sus tramas, principales y secundarias, en un escenario de jóvenes sin acceso a trabajos ni estables ni decentemente remunerados, viviendas de precios inalcanzables, corrupción industrial, financiera y periodística, recortes sociales, junto a pobreza, marginalidad, violencia de género… paisaje que no es en absoluto desconocido en España; otros de los elementos del decorado son fantasmas del imaginario sociopolítico sueco, pero igualmente comprensibles desde España: el flirteo con el nazismo de la gran industria, movimientos neonazis, el mito de Olof Palme, la obsesión antisoviética…
En este entorno donde no hay armario que no esconda un cadáver, se mueven los protagonistas de la serie, el periodista Mikael Blomkvist y la investigadora privada Lisbeth Salander. Blomkvist es un don Quijote cuarentón, obsesionado por la verdad, que cree en el periodismo como fiscal de los poderes políticos y económicos; no es militante político, pero sí social y hay en él algo de tardosesentayochismo. En toda la trilogía se repite una y otra vez su fama de ligón y mujeriego, pero el que escribe estas líneas no le ha leído ejercer de seductor ni una sola vez, sino que simplemente las mujeres se le han echado encima y él no ha dicho que no.
Lisbeth Salander es un personaje más interesante, una especie de lado oscuro de Pipí Calzaslargas. Por su aspecto físico y su modo de interaccionar socialmente se le podrían diagnosticar varias sicopatías, desde la anorexia al síndrome de Asperger, pasando por el autismo, aunque el autor pone especial empeño en dejar claro desde muy pronto que no hay nada de todo ello: el origen de los problemas de Lisbeth no es genético, sino social, y en esta afirmación se podría resumir el leifmotiv de la serie.
La serie engancha; diálogos rápidos, tramas principales enriquecidas con otras secundarias que en absoluto son tratadas descuidadamente, protagonistas arquetípicos por los que se siente simpatía o incluso uno querría identifcarse… hacen que se pueda devorar cada libro a gran velocidad (en un día leí el tercero, de casi 850 páginas; eso sí, me acosté a las siete de la madrugada). El primero y el segundo tienen una estructura parecida: empiezan con un caso típico de novela negra, la investigación de una antigua desaparición (Los hombres que no amaban a las mujeres) o una investigación sobre el tráfico de blancas (La chica que soñaba con una cerilla o un bidón de gasolina), tramas ambas relativamente habituales en el género; la novela se desarrolla como si esas tramas fueran el meollo durante las 150 primeras páginas (más o menos), en que se da un golpe de timón y, de repente, esa trama aparece como secundaria de otra mucho mayor, un asesino en serie en el primer libro, un cruel e importante mafioso en el segundo. La misma estructura puede encontrarse en el último, donde el juicio por varios delitos a Lisbeth Salander deja muy pronto el protagonismo a la guerra contra la corrupción policial a más alto nivel.
He dicho que la trilogía engancha y que se lee a gran velocidad, pero a cada título le sobran doscientas páginas y no se perdería nada. Explicaciones, circunloquios y reiteraciones que no llevan a ningún lado. Larsson usa un lenguaje visual, de clarísimas reminiscencias cinematográficas y cuando quiere referir cómo cada implicado percibe una misma situación -los diálogos por ordenador de Blomkvist y Salander, por ejemplo-, cosa que en el cine se resuelve rápidamente en una escena que contextualice, el autor tiene que repetir todo, ralentizando la lectura y, en cierta manera, irritando al lector.
Los personajes son planos: buenos, malos o estúpidos, y ya está. Excepto quizá Lisbeth Salander, tienen muy poca profundidad sicológica, pero no es difícil ahondar en una personalidad tan notablemente anómala, pues siempre he creído que en literatura es más fácil narrar lo extraordinario que lo cotidiano. Abundan los datos biográficos de todos los personajes, principales y secundarios, pero no dejan de tener muy poca entidad, absolutamente subordinados a la trama, a la tesis social del autor o incluso a ciertos complejos, pues no puedo evitar ver en Blomkvist a un alter ego mejorado del propio Larsson. Desde mi punto de vista literario, la complejidad de los caracteres de los personajes enriquecen y a menudo incluso configuran las tramas, pero en las novelas de género (terror, fantasía, policiacas…) los personajes solo muestran a menudo el aspecto que conviene a la trama, y es por eso que digo que Millenium es una novela negra clásica. Henrik Vanger, Los hombres que no amaban a las mujeres, es quizá el único personaje de toda la serie con cierta complejidad, una complejidad natural, ordinaria, y no fruto de patologías propias o ajenas; con Salander es el personaje menos bidimensional y más interesante.
La crítica literaria se está llenando la boca con la trilogía, definiéndola incluso como un hito en la literatura del siglo XXI… yo no diría tanto, ni muchísimo menos, pero tiene hallazgos interesantes. En una semana pueden leerse tranquilamente los tres volúmenes, y es la velocidad de lectura su mejor aliada, pues cuando aparece un giro insólito en la trama no estamos preparados y sorprende de veras. No hay demasiado donde detenerse a paladear, sino que el ritmo te precipita a un meollo mucho más profundo que aparece de repente, pero sin estridencias. Cuando el argumento básico cambió repentinamente en la página 147 de Los hombres que no amaban a la mujeres, mi pulso se aceleró y tuve que detenerme unos minutos para resituarme, una sensación que hacía tiempo no me producía ningún libro. Aunque sólo sea por eso, a mí me han merecido la pena, pero no creo que los relea.
Tendré en cuenta tu reseña a la hora de decidir si lo leo o no lo leo. Llevo semanas debatiéndome. Me echa para atrás el hecho de ver a todo quisqui lector en transporte público leyendo a Larsson, y tropezándome en todas las FNACs de turno y demás Caprabos con el expositor exagerado de la trilogía.
Por otra parte no he leído ninguna crítica del todo disuasoria, y aunque sea solo por poder opinar me dan ganas de leerlo.
Yo, en novela negra, soy muy de Montalbán y Carvalho y Biscúter.
Estoy totalmente de acuerdo con lo que dices sobre la profundidad de la trama y los personajes. Me inclino por los personajes. Grandes personajes hacen grandes novelas, aunque no siempre buenas tramas consiguen buenas novelas. Hans Castorp y La Montaña Mágica, por ejemplo: gran novela con poca trama y gran profundidad en los personajes.
Y cuando se convinan bien ambos factores aparecen obras maestras: Crímen y Castigo, El Nombre de la Rosa, El péndulo de Foucault…
En fin, a ver qué más se dice por aquí. Estaré atento.
Saludos!
JAUME,
Efectivamente, encontrarse en tren, metro o bus a todo hijo de vecino con el mamotreto en las manos y afirmando que es la quintaesencia de no sé qué es bastante descorazonador. Yo te diré que es lectura de verano: engancha, entretiene y poco más. Quizá lo más interesante sea la Suecia menos próspera que se trasluce.
Saludos!
Aquí os dejo abrir un e-libro muy útil para que lo miréis, se llama “Manual y espejo de cortesanos”, de C. Martín Pérez.
http://www.personal.able.es/cm.perez/comentarioslibros.html
Feu clic per accedir a Manual_y_espejo_de_cortesanos.pdf
Simula, disimula, no ofendas a nadie y de todos desconfía: antiguo consejo para un joven Rey Sol que te servirá para desenvolverte y medrar en la Corte en la que todos sobrevivimos. Donde hay un grupo de personas, existirá una lucha por el poder, alguien lo conseguirá y a su sombra crecerán los cortesanos que conspirarán para quitárselo o para agarrarse a una porción de poder dentro de su Corte. Tal vez aún no te hayan contado cómo funciona todo esto. Te guste o no, ya estás metido de lleno en la Corte y es mejor que domines sus reglas. Despierta, otros ya te llevan ventaja. Es hora de medrar.
Saludos
CAROLUS,
Agradecería, al menos, la elegancia de comentar algo del post en el que dejas la publicidad de tu libro.
Hasta ahora tenia mis reticencias con la trilogía de moda en el mundo, pero después de leer tu crítica hay que reconocer que tengo ganas de caer en la tentación.
Espero que estos libros no cambien mi excelente concepto de la sociedad sueca.
MIKI,
Me temo que deja bastante malparada la idealizada Suecia, y eso también es bueno…
En cualquier caso, no me hago responsable de nada! XD
Saludos!
hola theo , me encanto tu comentario sobre mis dibujos (la calle de tio serafin).Muchas gracias
MARTA,
Gracias por la visita y por el comentario! Ponte cómoda y tómate algo. La verdad es que me parecieron unos dibujos magníficos. Y espero que al tío Serafín le dediquen una calle.
Besos!
No sé si caeré en la tentación de leerlo. Por una parte parace que si no puedes opinar por no haberlo leído, es como no estar à la page; pero por otra, el montaje mediàtico me tira para atrás de una forma escandalosa.
En fin, que no sé que hacer. De novela negra, me gusta la auténtica: Chandler, Hammet, Highsmith, etc. Ya sé que los personajes (Marlowe, Spade y demás) no son complejos ni rebuscados, pero en este tipo de literatura buscas más los entornos y el ambiente de la época.
Cuando me decida, ya lo explicaré… razonadamente (jeje).
FERRAN,
Por favor, no seas tan europeo, que en España la mejor manera de opinar de algo es no tener ni pajolera idea. PErsonalmente, creo que Mankell le da cien vueltas a Larsson…
Esperaré tu decisión, jejeje.
Saludos!
Finalmente, coincidimos. Nada de alta literatura, nada de revolución del género, poca originalidad y demasiadas páginas prescindibles, pero muy entretenidos. Que no es poco.
VELDA,
Efectivamente. Nada nuevo en la trilogía, pero entretiene y ya es bastante. No siempre uno acude a los libros buscando la esencia de la literatura, sino que también algo de escape nos basta a veces.
Besos!